Las personas autistas tienen más probabilidades de tener problemas de salud mental que la población general. Para las personas autistas y quienes les brindan cuidado o acompañamiento, la investigación sobre intervenciones en salud mental han sido identificadas como una prioridad. Las personas autistas además han manifestado que la calidad de vida es el área más útil para investigar cuando se trata de salud mental y que quieren participar más activamente en el proceso de investigación.
El objetivo de esta revisión sistemática fue conocer si se está midiendo la calidad de vida y cómo se está haciendo cuando se prueban tratamientos de salud mental, así como también cómo participan las personas autistas y la comunidad del autismo en general en estos estudios.
Las autoras encontraron más de 10,000 registros. Sin embargo, solo 19 estudios estaban probando tratamientos de salud mental para adultos autistas, y solo cinco de ellos medían la calidad de vida. Cuando se medía la calidad de vida, se hacía de diferentes maneras y se proporcionaba poca información sobre cómo participaban las comunidades.
Estos resultados sugieren que la investigación en salud mental debería medir la calidad de vida con mayor frecuencia y de formas más útiles para las personas autistas. El análisis concluyó que la investigación en salud mental necesita incluir una mayor diversidad de personas autistas, y que estas deberían participar más en las distintas etapas de la investigación.