La nueva metodología rehabilitadora, desarrollada en Chile con el apoyo de la Academia Nacional de Medicina de los Estados Unidos, podría utilizarse para mejorar el rendimiento cognitivo y evitar un potencial diagnóstico de demencia en personas mayores con deterioro cognitivo leve.
Estimaciones generales sugieren que entre un 30-50% de personas mayores con deterioro cognitivo leve desarrollan demencia en un periodo de tres años. Poder evitar, de forma no invasiva, que ocurra este diagnóstico marcaría un antes y un después para la prevención de la enfermedad con la que se estima viven cerca de 200 mil personas mayores en Chile.
Un grupo de investigación del Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE) desarrolló una nueva metodología rehabilitadora, que combina el uso de la realidad virtual y la estimulación transcraneal, capaz de mejorar de manera no invasiva el rendimiento cognitivo de personas mayores diagnosticadas con deterioro cognitivo leve.

«Cuando una persona ya tiene demencia, es mucho más complejo intervenir. Por ello, vamos a aprovechar los tres años desde el diagnóstico de deterioro cognitivo leve hasta un posible diagnóstico de demencia para actuar”, comenta Izaskun Álvarez-Aguado, investigadora del Instituto Milenio MICARE y académica de la Universidad de las Américas (UDLA), a cargo del estudio.
Técnica no invasiva
Para probar la efectividad del procedimiento, el grupo de investigación contó con la colaboración de 37 voluntarios de 59 a 92 años, quienes participaron en 28 sesiones durante tres meses y medio en el laboratorio de realidad virtual de la UDLA.

«Diseñamos dos escenarios de realidad virtual: un supermercado y una ciudad, en los que trabajamos seis funciones cognitivas a través de tareas o misiones que iban variando en complejidad. Previo a la implementación de la realidad virtual, aplicamos neuromodulación, que es una técnica que utiliza estímulos eléctricos para influir en la actividad del sistema nervioso», explica Álvarez-Aguado.
Luego de la intervención, el equipo comparó los resultados obtenidos por los participantes antes y después en las distintas funciones cognitivas. Estos datos fueron complementados con testimonios obtenidos en entrevistas grupales.
“Las áreas que mejoraron más fueron las de memoria, razonamiento, funciones ejecutivas y de velocidad de procesamiento. Sin embargo, hubo una mejoría en todas las funciones y en todos los participantes”, indica la investigadora.
Miguel Roselló, quien también forma parte del equipo de investigación, afirma que estos resultados “son logros que dan un testimonio del potencial que tienen las intervenciones tecnológicas no invasivas en la rehabilitación cognitiva”.

Resultados esperanzadores
Según relatan los voluntarios del programa, el uso del procedimiento les ha brindado efectos positivos tanto a nivel funcional como cognitivo. Luis García, por ejemplo, relata que participar en el estudio le ayudó “a mantener la mente activa y a enfrentar con más fuerza el desafío del deterioro cognitivo”. Y agrega: “Estoy totalmente convencido que con toda esta ayuda que me brindaron en este programa, puedo vivir sin ser una carga para mis seres amados, y lucharé día a día con mi presencia y haciendo esfuerzos de lucidez”.
Por su parte, Myriam García destaca que maniobrar los escenarios de realidad virtual fue fácil y entretenido. “Es una novedad para uno, relaja y nos lleva a otra dimensión y forma de pensar”, señala. En tanto Margarita del Campo declara sentir que su memoria ha mejorado: “lo noto porque cuando salgo de aquí, salgo como renovada, con memoria más fresca. Yo le recomendaría a las personas mayores que se integren al programa, porque es muy bueno y en ninguna parte lo habíamos tenido. En los hospitales sería muy bueno que los tuvieran”.
El próximo paso para escalar el proyecto es perfeccionar la plataforma de realidad virtual, incluyendo tareas asociadas a otro tipo de funciones cognitivas antes de invitar a personas mayores a usar el procedimiento nuevamente.
El proyecto contó con el apoyo de la Academia Nacional de Medicina de los Estados Unidos (NAM), resultado de un acuerdo con la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID) para financiar investigaciones orientadas a mejorar el bienestar de las personas mayores. Además, la empresa Minverso colaboró en el diseño de los escenarios de realidad virtual y la plataforma donde se recogieron los datos.