La disparidad en la distribución de las responsabilidades de cuidado genera en las mujeres problemas de salud física, emocional y altos niveles de estrés. En este contexto, el uso de tecnologías se ha popularizado como una herramienta de apoyo en las tareas de cuidado. Aunque existe cierta evidencia sobre el impacto del uso de la tecnología en el bienestar de las cuidadoras no remuneradas, aún persisten importantes brechas de conocimiento.
Este artículo analiza diversos estudios que examinan el impacto del uso de tecnologías por parte de cuidadoras no remuneradas en su calidad de vida, identificando mejoras en su bienestar físico, emocional y en sus relaciones sociales. Además, se observa importantes vacíos en la investigación, especialmente sobre los efectos a largo plazo del uso de la tecnología, las diferencias según el contexto social y económico y una escasa atención a los desafíos específicamente relacionados al género.
